Nada preocupa más a Satomi Oka que la inminente competencia final de coro de su carrera en secundaria, hasta que un extraño, desde las sombras, lo aborda y le exige: "¡Vamos al karaoke!". Como yakuza, Kyouji Narita no se asusta fácilmente, pero una perspectiva aterradora lo lleva a buscar la ayuda de Satomi. El jefe organiza un concurso de karaoke, y el perdedor debe hacerse un tatuaje para ser seleccionado y aplicado tortuosamente por el propio jefe. Oka ha asistido a muchos ensayos de canto a lo largo de los años, ¡pero nunca a sesiones de karaoke individuales con un gánster!